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NOTA DE PRENSA
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
Alimentos funcionales, nutrigenómica e investigación en el espacio, en
el IV Simposio Internacional de Salud Cardiovascular
*
Prof. ª Dianne Ford (Universidad de Newcastle): "A medio plazo
seremos capaces de identificar biomarcadores que influyen en el
envejecimiento saludable y actuar sobre ellos mediante alimentos".
*
El equipo de Daniela Grimm y Jirka Grosse estudia los cambios
celulares que se producen en condiciones de microgravidez para
buscar terapias en cáncer y cardiología.
Madrid, 29 de noviembre de 2011.La influencia de la dieta en el
envejecimiento, la capacidad de los alimentos funcionales de reducir
factores de riesgos cardiovascular y la investigación sobre
cardiología y cáncer en el espacio son algunos de los temas que
protagonizarán el IV Simposio Internacional de Salud Cardiovascular,
que comienza esta tarde en el Palacio del Marqués de Salamanca, sede
de la Fundación BBVA en Madrid, y se celebrará hasta el 1 de
diciembre.
Organizado por la Fundación de Investigación Cardiovascular del
Hospital Clínico San Carlos y la Fundación BBVA, el simposio dirigido
por los doctores Carlos Macaya y Antonio López Farré cuenta con la
participación de doce expertos procedentes de Alemania, Austria,
Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Israel, Italia, Reino Unido y
Suecia.
El objetivo de este encuentro, es según el doctor Antonio López Farré,
"poner a disposición de la comunidad investigadora y el público
general los últimos avances en prevención, investigación básica y
tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, que constituyen la
primera causa de muerte en el mundo. Junto a aspectos preventivos
vinculados al estilo de vida (alimentos funcionales, influencia de la
dieta en la aparición de patologías...) se abordarán nuevas dianas
terapéuticas, biomarcadores genéticos de estas enfermedades o el papel
de los telómeros".
Las jornadas se celebran por las tardes y constituyen un complemento
al Curso de Actualización Científica en Salud Cardiovascular para
Especialistas Latinomericanos, que organizan también la Fundación BBVA
y la Fundación de Investigación Cardiovascular del Hospital Clínico
San Carlos. Durante una semana, 25 facultativos procedentes de países
de América Central y del Sur rotan por conferencias, debates,
discusión de casos clínicos y prácticas en la Facultad de Medicina de
la Universidad Complutense y prácticas en las diferentes unidades el
Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos.
Nutrición, epigenética y prevención en salud
La epigenética es el conjunto de cambios químicos que no modifican la
estructura del ADN o de la proteína, pero hacen que un determinado gen
esté activo o inactivo: de este modo, marca decisivamente el
funcionamiento de la célula. La epigenética es un proceso vivo, sujeto
a cambios, y uno de los factores que pueden influir en ella es la
dieta.
En el futuro próximo Dianne Ford, investigadora en el Centro de
Nutrición Humana de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), espera
"avances importantes: en particular, que detectemos patrones de cambio
en el ADN (biomarcadores epigenéticos) asociados a enfermedades de la
edad y también al envejecimiento saludable. Entonces será posible
estudiar qué alimentos pueden modificar el primer tipo de patrones, es
decir, reajustarlos para que sean iguales a los de las personas que
gozan de buena salud en la vejez".
No obstante, advierte de que el camino desde la investigación básica
hasta la aplicada es largo. "Aunque estos avances podrían lograrse en
el corto y medio plazo, serán necesarios estudios a largo plazo para
determinar si los cambios epigenéticos realizados a través de la dieta
realmente son beneficiosos a medida que uno se hace mayor. Un reto aún
mayor será determinar si estas marcas epigenéticas que las células
recuerdan en sus sucesivas divisiones realmente tienen un efecto
funcional en provocar el envejecimiento saludable por ejemplo,
modificando los genes que están activos en la célula o si simplemente
se ven afectados por las funciones celulares que forman parte del
envejecimiento saludable".
El efecto de los alimentos en la salud empieza en la gestación. Dianne
Ford señala que "cada vez hay más pruebas de que la dieta de la madre
durante el embarazo (e incluso la dieta de la abuela cuando estaba
embarazada) afectan a la salud futura del niño. Por ejemplo, se
detecta una tendencia entre los nacidos con bajo peso a desarrollar
síndrome metabólico en la edad adulta, especialmente obesidad,
diabetes e hipertensión. Es muy probable que estos cambios se impriman
en la etapa fetal mediante marcas epigenéticas derivadas de la dieta
materna, pues las células recuerdan estos cambios en sus sucesivas
divisiones a lo largo de la vida". La capacidad del ácido fólico para
prevenir la espina bífida es un claro ejemplo de esta influencia
beneficiosa de la dieta, pero "probablemente hay otros componentes que
aún no se han investigado y pueden ser muy importantes para la salud".
El aumento de la esperanza de vida en las sociedades desarrolladas ha
impulsado la investigación sobre el envejecimiento saludable. Así, se
ha descubierto que reducir la ingesta de calorías pero manteniendo
una tasa adecuada de vitaminas y minerales alarga la vida. La
investigación de la última década se ha volcado en una proteína clave
en este proceso las sirtuínas y una sustancia presente en el vino
el resveratrol que parece multiplicar su actividad y, gracias a su
poder antioxidante, retrasar el deterioro celular propio de la edad.
En mayo pasado, algunos estudios revelaron que el efecto atribuido al
resveratrol y las sirtuínas podría estar magnificado por un fallo en
el procedimiento analítico. Estos nuevos estudios sugieren que el
resveratrol no actúa a través de las sirtuínas, aspecto con el que
Dianne Ford está "de acuerdo. Sin embargo, muchas observaciones en
mamíferos muestran de forma convincente que el resveratrol atenúa el
impacto del envejecimiento, así que en dosis elevadas puede proteger,
al menos en parte, contra el deterioro propias de la edad, aunque
probablemente lo haga mediante mecanismos que no tienen nada que ver
con las sirtuinas".
No hay que descartar que en el futuro la investigación sobre las
sirtuínas traiga buenas noticias. "Aunque los ratones con mayor
actividad de esta proteína no viven más, sí ven reducidas algunas de
las consecuencias de la ancianidad en la salud. Las sirtuínas influyen
en la actividad de muchas otras proteínas y no pocas de ellas
probablemente tengan un papel relevante en la senectud y sus
patologías. Una de las vías de acción poco exploradas hasta ahora y
sobre la que trabajamos en mi laboratorio es la acción epigenética".
Alimentos funcionales
Las enfermedades cardiovasculares (corazón y vasos sanguíneos) son la
principal causa de muerte en los países desarrollados. Se calcula que
en 2015 morirán cerca de 20 millones de personas, sobre todo por
cardiopatías y accidentes vasculares cerebrales.
Los principales factores de riesgo modificables son la dieta malsana y
la inactividad física, ya que al menos un 80% de las muertes
prematuras por cardiopatía y AVC podrían evitarse con una dieta
saludable, actividad física regular y abandono del consumo de tabaco.
En este contexto existe un interés creciente por los alimentos
funcionales, es decir, los que producen algún efecto selectivo sobre
una o varias funciones del organismo, de los que hablará Montaña
Cámara, profesora titular de Departamento de Nutrición y Bromatología
de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid
(UCM), e investigadora principal del grupo de "Nuevos alimentos:
aspectos científicos, tecnológicos y sociales" de la UCM.
La atribución de propiedades beneficiosas para la salud a los
alimentos es un motivo de preocupación tanto para la Administración de
Alimentos y Fármacos (FDA, según sus siglas en inglés) estadounidense
como para la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Esta
última se encarga de verificar que las alegaciones sobre efectos
saludables estén basados en pruebas científicas, tal y como establece
la normativa de la Unión Europea.
De los distintos ámbitos de aplicación de los alimentos funcionales,
la disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular es uno de los
más importantes. "Los alimentos funcionales destinados a la mejora de
la salud cardiovascular están diseñados para provocar cambios en el el
colesterol y los triglicéridos, reducir de la presión sanguínea,
mejorar la función endotelial, reducir la agregación plaquetaria y
controlar los niveles de homocisteína", una proteína que cuando se
presenta en niveles elevados daña la pared arterial y hace que la
sangre coagule con más facilidad de la que debería. "Estos alimentos
funcionales incluyen como ingredientes bioactivos, fitoesteroles,
ácidos grasos w3, betaglucanos, antioxidantes, proteínas de soja y
péptidos bioactivos entre otros", señala la profesora Cámara.
Entre los alimentos de eficacia científicamente avalada en este ámbito
figura "una margarina el primer nuevo alimento autorizado por la
Unión Europea que contiene ésteres de esteroles vegetales que reducen
los niveles de colesterol". También se han desarrollado alimentos
basados en glucomanano una fibra extraída de la konjac, una planta
habitual en India e Indochina y betaglucanos, que "mantienen en
rango normal los niveles sanguíneos de colesterol". Asimismo,
analizará el caso de un concentrado de tomate que "disminuye la
agregación plaquetaria", mejorando así la circulación sanguínea y
reduciendo el riesgo de formación de trombos.
Dos de los polifenoles del aceite de oliva el hidroxitirosol y el
complejo oleuropeína tienen "efectos antioxidantes, influyen
positivamente en el colesterol y mantienen la tensión arterial en un
rango correcto", señala la investigadora.
Montaña Cámara advierte de que "los alimentos funcionales son
adecuados en una dieta variada y equilibrada y deben utilizarse
siempre como complemento, no como sustituto de los ingredientes
naturales. Por otra parte, es preciso recordar siempre que son
alimentos, no medicamentos; es decir, son eficaces en la reducción del
riesgo en personas sanas, pero no son una alternativa a los fármacos
cuando ya existe una patología instaurada".
Investigación en el espacio exterior
En los cultivos en un laboratorio convencional, las células tienen una
apariencia bidimensional. Para obtener una estructura tridimensional,
más cercana a la realidad, se utilizan matrices extracelulares
especiales. Esto no es necesario cuando los experimentos se realizan
en condiciones de microgravedad. Y este es precisamente el entorno en
el que trabajan Daniela Grimm, catedrática de la Universidad de
Aarhaus en Dinamarca, y Jirka Grösse, de la Unidad de Medicina Nuclear
del Hospital Regensburg, en Alemania. Para recrear la ingravidez
utilizan vuelos parabólicos o la Máquina de Posicionamiento Aleatorio.
Además, han enviado muestras de células de cáncer de tiroides en la
nave espacial china Shenzhou8, una misión científica que aterrizará
en los próximos días y que permitirá comparar el desarrollo de
muestras en la Tierra con los cambios experimentados en el espacio.
“El sistema cardiovascular y el sistema hormonal especialmente del
tiroides presentan algunas disfunciones cuando se viaja al espacio.
Entender a nivel celular cuáles son los mecanismos que provocan las
alteraciones puede ayudarnos a desarrollar terapias a largo plazo. Por
ejemplo, parece que la tasa de muerte celular se incrementa en ciertas
células de carcinoma de tiroides cuando se las somete a microgravedad
simulada. Si averiguamos cómo y por qué mecanismos se produce este
fenómeno podríamos encontrar fármacos basados en estos nuevos
conocimientos”, señala Grosse.
“En los cultivos de células del tiroides y también endoteliales (que
cubren el interior de los vasos sanguíneos) sometidos a condiciones de
microgravedad hemos observado la formación de estructuras
tridimensionales. Estamos utilizando análisis proteómicos para tratar
de explicar cómo se forman estas estructuras. Confiamos en encontrar
proteínas que se expresan de forma diferente según haya gravedad o no.
En los experimentos iniciales estas diferencias parecen afectar a las
proteínas responsables del intercambio de información entre las
células”, concluye.
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